Como ya se ha comentado anteriormente en esta Web, el irrigador bucal debe utilizarse después del cepillado y el uso del hilo dental para conseguir una limpieza dental más adecuada.
Su capacidad para llegar y limpiar los lugares de más difícil acceso de la boca lo convierte en un complemento perfecto para la higiene bucal, especialmente en aquellas personas que llevan ortodoncias, implantes y coronas. Limpiar tu boca con este dispositivo después del cepillado y la seda dental, ayuda a eliminar una mayor cantidad de bacterias de dientes y encías, por lo que reduce el riesgo de inflamación y la formación de placa. Definitivamente hablamos de una mejora en la salud dental general.
A continuación te explicamos paso a paso cómo utilizar un irrigador dental, ya verás lo sencillo que es:
- Elegir y colocar la boquilla en la cánula del irrigador dental. Elige la boquilla adecuada para el uso que quieras dar al irrigador en ese momento. Hay boquillas especiales para la limpieza de determinadas zonas de la boca.
- Llenar el depósito de agua. Si tu aparato tiene un depósito con gran capacidad mucho mejor, así te aseguras de no verte obligado a detener la limpieza por que se haya acabado el agua del depósito. Es aconsejable rellenar el depósito con agua tibia si tienes sensibilidad dental y/o añadir algún producto líquido de higiene bucal, como por ejemplo, un enjuague para máximizar la limpieza y aportar un frescor extra a tu boca.
- Seleccionar el nivel de presión del agua. Puedes ir cambiando el nivel de presión según tus necesidades de limpieza. Si la presión de agua te molesta, redúcela. Por ejemplo, es aconsejable utilizar una presión baja si tienes problemas con el sangrado de encías. Es recomendable utilizar una presión alta si llevas ortodoncia. Así que puedes variar la presión de tu irrigador según las necesidades de cada limpieza.
- Presionar el botón (sin soltar) para encender el irrigador. El aparato no comenzará a echar agua hasta que no dejes de presionar el botón de encendido.
- Colocar la boquilla en un ángulo de 90º con respecto a tus encías. Inclínate sobre el lavamanos para que el agua pueda caer en el desagüe sin manchar tu lavabo. Dejar los labios entre abiertos para que el agua pueda salir de tu boca sin dificultad.
- Soltar el botón de encendido. Como ya te hemos comentado, de esta forma el agua comenzará a salir por el irrigador dental. Pasar el chorro de agua por la base de tus encías y los espacios interdentales.
- Vaciar el déposito y limpiar la boquilla o las boquillas utilizadas. Deja el depósito de tu irrigador vacío hasta su próximo uso, de esta forma te aseguras que el agua que utilizas siempre está en condiones óptimas.
Utilizar irrigador bucal antes o después del cepillado
Todo el mundo que quiera mejorar su salud bucal puede utilizar un irrigador dental, pero es especialmente beneficioso para las personas:
- Que necesitan un mantenimiento periodontal debido a los problemas de encías (peridontitis). El beneficio máximo parece alcanzarse con los pacientes periodontales iniciales a moderados, cuyos métodos mecánicos tradicionales de higiene bucal pueden ser menos que ideales para su condición.
- Con gingivitis.
- Diabéticas.
- Que llevan aparatos de ortodoncia (brackets) para eliminar los restos de comida y una mayor limpieza en las zonas de difícil acceso.
- Que llevan coronas. Se puede utilizar el irrigador como complemento de los cepillos interproximales.
- Que llevan implantes. Se puede utilizar el irrigador como complemento de los cepillos interproximales.
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